domingo, 3 de abril de 2011

Bajas civiles, militares y consecuencias para el Reich


Oficialmente 91.000 fueron los prisioneros de la batalla final de la Ciudad de Stalingrado; de estos muy pocos estaban vivos para el comienzo de la primavera (solo 5.000 a 6.000 alemanes sobrevivieron hasta el fin de la guerra) debido a epidemias de disentería y de tifus entre los prisioneros.
Las consecuencias de esta catástrofe fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. De hecho la Wehrmacht carecía ya de los elementos logísticos necesarios para avanzar más hacia el este y las orillas del Volga fueron precisamente el punto más oriental alcanzado por tropas alemanas en Europa. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes.
Además, el comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, cayó en desgracia ante Hitler perdiendo crédito entre la élite del régimen nazi así como prestigio entre los militares, al no poder cumplir la orden de abastecer por aire a las fuerzas alemanas cercadas, como había prometido.
El III Reich perdió todo el 6° Ejército y parte del 4º Ejército Panzer, e incontables recursos materiales que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas (aún más terribles incluso que las alemanas). De hecho, entre muertos, heridos y prisioneros la Wehrmacht había perdido más de 300.000 combatientes, muchos de ellos experimentados, que serían muy difíciles de reemplazar en poco tiempo
Los soviéticos, aparte de recibir una ciudad prácticamente destrozada, habían sufrido un millón de muertos civiles y más de 1.000.000 de bajas militares. De estos, unos 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc. Cabe destacar que no fue hasta la caída de la URSS que los historiadores rusos pudieron discutir abiertamente las cifras de bajas de la batalla, que si bien nunca serán exactas (debido a la ausencia de registros fiables y la proliferación de fosas comunes no contabilizadas), de hacer cálculos reales lo más probable es que el costo de vidas de todas maneras sea increíblemente alto y rebase los dos millones de individuos, resumiendo aquella frase de los generales rusos «El tiempo es sangre».
Según el cálculo más alto, si se incluyen a todas las fuerzas que pelearon en el Volga, murieron o fueron heridos 850.000 soldados del Eje y mas de 1.000.000 de soldados soviéticos (incluyendo prisioneros muertos en cautiverio y heridos muertos tras ser evacuados) y cerca de 2.000.000 de civiles rusos encontraron su fin (incluyendo refugiados y gentes que vivían en pueblos y ciudades donde también se combatió). El número total de muertos fue de hasta 2 millones.

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